Sunday, March 14, 2010

Amor y Odio

Tensiones. De eso está hecha la vida, o por lo menos así la veo yo, porque el tiempo le ganó a mi razonamiento binario...

Como sea, me recordaron hace un rato el salmo 139, uno de mis favoritos. Hay sólo una parte que siempre me descoloca, por distintos motivos cada vez, pero me descoloca al fin y al cabo:

De cierto, oh Dios, harás morir al impío;
Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.

Porque blasfemias dicen ellos contra ti;
Tus enemigos toman en vano tu nombre.

¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
Y me enardezco contra tus enemigos?

Los aborrezco por completo;
Los tengo por enemigos.

Salmo 139:19-22

Está casi al final, luego de versos cargados de intimidad, una respuesta de la criatura hacia lo sublime de su Creador, la comunicación entre un hijo y Su Padre. En eso, de repente estos versos se relacionan con el otro, precisamente con ese otro que ataca, que hiere, que desprecia al objeto de nuestro amor, a nuestra esperanza. A quien está en todos lados y todo lo sabe. Reactivo, David (el autor del salmo) dice: Por supuesto Señor que yo odio a quien te odia, lo aborrezco...

Un amigo me dijo que simplemente es un sentimiento natural. Estoy de acuerdo pero no dejo de pensar en las veces que digo Señor, yo aborrezco a quienes te aborrecen cuando es todo lo contrario. Cuando me trago las ideologias y los cuentos y soy tan "tolerante" que avalo todo. Esa falta de "contracultura" vive en tensión con la figura de Jesús, que nos enseña del amor profundo, de ese que da la otra mejilla, que encuentra en el prójimo no solo al necesitado, sino al enemigo, al indeseable, al necio. Entre el amor y el odio, siempre leo esto y me quedo pensando cómo ser amorosa y a la vez firme...

Pero Dios me conoce y nos conoce, y ha estado aqui desde el principio de los tiempos, En el mi corazón se refugia.

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